El Príncipe de Ligne, un noble belga del siglo XVIII del que se dijo que fue el hombre más feliz de su época, escribió:
Por la lengua se conoce el carácter de una nación. Ved el orgullo y la pereza del español, el tono militar y la energía del alemán, la vivacidad y el honor del húngaro… La lengua de los húngaros anuncia e imita el galope de sus caballos.
(Recogido en Amabile, edit. Pre-Textos, p. 124)
Claro que, con la casita que tenía, es bastante más fácil aproximarse a la felicidad.
Su afamado Chateau de Beloeil.
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