El mundo no entiende de lógica, es una canción (p. 241).
Poseer el sentido de la vista no implica necesariamente saber mirar. Mirar es interpretar; poner la vista sobre algo o alguien es sólo un acto físico. Mirar está directamente emparentado con observar, y quien observa, comprende. Quien sólo ve, no llega al discernimiento. Después de leer Diarios de bicicleta (Reservoir Books, 2010), resulta muy evidente que David Byrne pertenece a la estirpe de los observadores.

La música también está presente, de manera especial en el capítulo sobre la capital argentina y en las páginas dedicadas a su viaje por Filipinas, adonde viajó para empaparse de la cultura del país de la esposa del dictador Ferdinand Marcos, Imelda, figura esta que le sirvió para componer y grabar junto a Fatboy Slimm el álbum Here Lies Love (2010). Por lo demás, las referencias que vierte Byrne a lo largo de estas páginas no significa, a la fuerza, que se traten de sus preferencias musicales; a veces no es más que el testimonio de lo que oye o ve en la calle cuando pasea en bicicleta: Los conductores de yipnis adornan sus vehículos con nombres y dichos. En uno de ellos leo «Simply the Best», que alude sin duda a la canción de Tina Turner.
Además de esta última, las referencias expresas que aparecen mencionadas son las siguientes: el álbum Tropicalia de Caetano Veloso; «He Got What He Wanted (But He Lost What He Had)» de Little Richard; «8 Mile», de Eminem; «Kilo», de Ghostface Killah; «Psycho Killer», de Talking Heads; el álbum Segundo, de Juana Molina; «Todo cambia», de Mercedes Sosa; «Trapped in the closet», de R. Kelly; «In Da Club», de 50 Cent; David Byrne & Fat Boy Slim: Here is Love; «Burning Down the House», David Byrne & Brian Eno;
«Tie a Yellow Ribbon», de Dawn; «Climb Every Mountain», de Tom Jones; «Pennies From Heaven» (no dice en qué version, aunque habla de «un toque jazz», lo cual no es decir mucho tratándose de un stardard de jazz); y «Bycicle Race», de Queen.
El resto de referencias atañen únicamente al nombre de los artistas. Siguiendo rigurosamente el orden de las citas y completando esos nombres con temas escogidos por Gog, una banda sonora posible de Diarios de bicicleta podría ser la que sigue (a falta de Tracey Ullman, Ghostface Killah y Tom Jones):
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