sábado, 26 de julio de 2008

Letras sin acordes #3: Serge Gainsbourg


¿A quién no se le ha escapado un cuesco inoportuno alguna vez? A Evguénie Sokolov, el personaje de la novela corta (cuento largo más bien) homónima que escribió Serge Gainsbourg —que acaba de reeditar Antonio Machado Libros—, no es que se le escape algún pedo tonante, es que Sokolov es incapaz de dar un paso sin prorrumpir una pestosa y estruendosa ventosidad, regando los calzoncillos de «sinapismos a la mostaza». Con un problema así, la vida de Sokolov no puede ser normal. Afortunadamente para él consigue sacar provecho de su disfunción intestinal; se convierte en un afamado y millonario pintor moderno, a cuyo estilo pictótrico los críticos bautizan como hiperabstracción, y llega a exponer sus obras en los museos de arte moderno más renombrados del mundo.
Pero lo que nadie sabe es la técnica que aplica Sokolov a su pintura: sentado en un sillín de bicicleta provisto de muelles y adaptado a su taburete, va pintando los óleos y aguafuertes hasta que una de sus abrumantes ventosidades le da por salir, lo que le hace retumbar las nalgas y temblar el pulso, y así van quedando los cuadros con manchones y rayajos, a modo de sismógrafo, que no retoca.

Al parecer esta novelita de Gainsbourg, la única que escribió, no fue bien recibida en su época (1980). A Gog hoy se le antoja una descacharrante parodia descorazonadoramente actual (posmoderna y eso).

1 comentario:

Clara dijo...

Nalgas, tronco y extremidades... Por qué huele tan mal este libro?