Sam Cooke cantaba con la misma elegancia con que vestía, había la misma seda en su voz y en sus camisas.
12 de enero de 1963. Saturday night en el Harlem Square Club de Miami. El presentador oficia de intermediario entre un público expectante y «the young man you’re waiting for: Mr. Soul, ¡Saaaaaaaam Cooke!».
Y uno lo escucha y se pasa twistin’ que twistin’ the day away.
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