Premio para uno de los nombres artísticos más ocurrentes de los últimos tiempos.
Hay a quien le parece ñoño; puede que así sea si uno, tal vez por falta de chicha cinematográfica, sólo atiende al significado y se le escapa el juego de palabras que se trae con aquella actriz hollywoodiense que el viento se llevó.
Esta Olivia de Happylland (Olivia Heredia en su DNI) lleva ya su tiempo recorriendo pequeños circuitos de conciertos con su pop costumbrista y cotidiano de chica con guitarra y camisón.
Tiene un gato. No parece que perdiera un dedo de una mano quien lo apostara a que es el que aparece en la portada de su disco (Nuevos Medios, 2009).
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